CIUDAD DE MÉXICO, 13 de febrero.- Aunque admitió que la " guerra sucia" electoral es un arma que pudiera utilizarse en las campañas, Marcelo Ebrard, jefe de Gobierno capitalino, descartó que las acusaciones contra los ex gobernadores priistas de Tamaulipas formen parte de una estrategia del Gobierno Federal para golpear políticamente al candidato del tricolor a la presidencia de la república, Enrique Peña Nieto.
Entrevistado sobre los señalamientos del dirigente nacional de este partido, Pedro Joaquín Coldwell y del propio aspirante presidencial, el mandatario de la Ciudad de México dijo que para evitar suspicacias las autoridades encargadas de justicia deben presentar pruebas convincentes contra los ex mandatarios investigados por presuntos nexos con el narco.
"La cuestión de la PGR es un asunto de ministerio de ley. Entonces, sí la Procuraduría tiene elementos sobre quien sea, no importa de qué partido sea, pues los va a tener que presentar conforme al debido proceso y ya ahí veremos esa situación”.
Ebrard confió en que durante la campaña presidencial los partidos políticos y sobre todo el Gobierno de la República eviten recurrir a las descalificaciones contra el adversario, porque a fin de cuentas el electorado se da cuenta de quien promueve la guerra sucia.
“Yo espero que no ocurra, pero en fin, es parte de la competencia política y a veces en las campañas esas cosas suceden. Pero yo diría que por lo que hace a la investigación de delitos pues sí se debe de presentar la información y actuar conforme a la ley.
“Pues mira yo creo que todo lo que es campaña sucia siempre tienen un efecto adverso, no creo que al electorado le importa mucho eso”, sostuvo.
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